
En su intervención, Barra habló sobre la importancia de las intervenciones breves y de reconocer e implementar la reducción de riesgos y daños dentro y como parte de los esfuerzos de prevención. El autor apuntó que estas intervenciones tienen la posibilidad de ir más allá. A diferencia de la prevención tradicional que pierde todo sentido una vez que alguien ya probó o ya consume una sustancia que se buscaba prevenir que se usara, dijo Barra, las intervenciones oportunas resultan fundamentales.
Barra hizo una invitación a mirar más allá del tema moral y responder a la situación de una manera pragmática y realista que incluye el tomar como base la realidad y no un ideal falso y en muchos sentidos imposible. Tal es el caso de la guerra para erradicar todas las drogas de la faz de la tierra, que es uno de los estandartes del paradigma prohibicionista.
Debido a las vulnerabilidades y riesgos añadidos para las y los jóvenes, recalcó el autor, las intervenciones oportunas como una introducción al tema, dota de herramientas para jóvenes en pubertad e infancia temprana ya que en estas etapas es donde se inicia el uso experimental y se tiene mayor riesgo de sufrir accidentes o desarrollar patrones de consumo nocivos que pueden irse complicando conforme crece la persona.
A esta participación le siguieron los comentarios de la Ex-Diputada Federal Elsa Conde, la Mtra. Lisa Sánchez (Transform), y la diputada Esthela Damián Peralta (Cámara de Diputados) quienes observaron a través de distintos datos el actual incremento exponencial del daño relacionado con el uso de sustancias al tomar el tema desde un contexto de seguridad. En tanto que un fenómeno individual y social, utilizar sustancias psicoactivas es multi-dimensional y debe ser analizado y atendido desde distintas perspectivas y no únicamente desde la de seguridad o la de salud mental como sucede hoy en día entre la policía, el ejército y la psiquiatría como únicas maneras de atender o responder.
Las comentaristas hicieron hincapié en que el porcentaje de personas que presentan un uso problemático (entre un 10 y 12 por ciento de las personas que consumen sustancias psicoactivas). Ello, a su vez, representa entre 5 y 10 por ciento de la población total a nivel global, y en México significa que existen alrededor de 60 mil personas que requieren de servicios de salud que en este momento son muy ineficientes o inexistentes. Finalmente, se recalcó la importancia del enfoque de derechos humanos además de la perspectiva de salud, ambas líneas indispensables en la base del desarrollo y la implementación de las políticas públicas que rigen las sustancias psicoactivas y a quienes las usan.
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