Carta enviada a Consejo de Administración de la Sociedad Internacional de SIDA (IAS) con respecto a integrar a la ciudad de San Francisco como posible sede de la Conferencia de 2018.
A quien corresponda:
Nos dirigimos a usted a nombre de las redes mundiales que representan a las personas que usan drogas y las mujeres, hombres y personas trans que ejercen el trabajo sexual y nuestros partidarios y aliados, para expresar nuestra gran consternación de que San Francisco sea una de las ciudades incluidas en la lista restringida de acoger la Conferencia Internacional sobre el SIDA en el 2018.
Como sin duda es usted más que consciente, para que una ciudad pueda calificar como un anfitrión de una Conferencia Internacional sobre el SIDA debe ser en un país que no tiene barreras legales a la entrada, la estancia o la residencia de las personas que viven con VIH. Si bien los Estados Unidos de hecho cumplen con este criterio vital de calificación pues en 2009 anuló dichos impedimentos legales, consideramos que la celebración de la conferencia en los Estados Unidos sería una decisión notoriamente viciada.
Tanto las y los trabajadores del sexo como los consumidores de drogas, dos de los grupos de población clave más afectados por la epidemia del VIH, se enfrentan a importantes obstáculos legales para entrar a los Estados Unidos. Además, si bien los Estados Unidos han hecho enormes contribuciones a la lucha contra la epidemia, aún mantiene una prohibición federal sobre la compra de suministros para los programas de agujas y jeringas tanto a nivel nacional como en sus programas en el extranjero, y requiere que los beneficiarios de los fondos federales firmen una infame "promesa contra la prostitución". Ambas piezas legislativas plantean serios obstáculos estructurales para la construcción de programas eficaces de prevención del VIH entre las y los trabajadores sexuales y usuarios de drogas inyectables.
Estamos francamente estupefactos y no creemos que sea una exageración decir, insultados, de que tan pronto después que la Conferencia en Washington en el año 2012 nos orilló al lema “Sin usuarios de drogas y trabajadoras sexuales, no hay conferencia de Sida”, se esté siquiera considerando que la conferencia regrese a los Estados Unidos.
Las lecciones de la conferencia de Washington no han sido claramente aprendidas y las preocupaciones expresadas por los miembros de las redes de usuarios de drogas y trabajadoras sexuales han sido ignoradas. En caso de que la conferencia de 2018 se lleve a cabo en San Francisco, veremos una conferencia carente de las voces de dos de las comunidades más gravemente afectadas por la epidemia. Esto desafía, y es una burla del compromiso expresado con frecuencia a garantizar la plena inclusión y la participación significativa de todas las principales poblaciones afectadas. Tal decisión sería enviar la señal de que a pesar de la evidencia epidemiológica de que los entornos legales represivos, la criminalización, estigmatización y otros factores estructurales impactan negativamente en las y los trabajadores sexuales y usuarios de drogas, nuestras voces no importan y no son tomadas en cuenta en la plataforma internacional por excelencia para el intercambio de opiniones y fomentar el liderazgo en la nueva lucha contra la epidemia.
A la luz de estos hechos, le rogamos no desacreditar a la Conferencia Internacional sobre el SIDA una vez más mediante la celebración del evento en un país en que los miembros de dos de las principales poblaciones afectadas no podrán obtener la entrada de forma segura. Le instamos a mostrar un compromiso concreto con el lema de la conferencia de este año "que nadie quede atrás", y a celebrar la Conferencia 2018 en un país que no imponga barreras sistémicas a la participación significativa de los miembros de todas las comunidades clave afectadas.
En conclusión, hacemos un llamado a que se comprometa a no celebrar la Conferencia en los Estados Unidos hasta que se hayan derogado las barreras restrictivas sobre el derecho de entrar, permanecer y residir para las personas que usan drogas y trabajadoras sexuales, y hasta que se haya derogado la prohibición federal de los programas de agujas y jeringas y eliminado el "compromiso de lucha contra la prostitución" de sus condiciones de financiación.
Ponte de pie en solidaridad con las y los trabajadores del sexo y los consumidores de drogas, y di no a San Francisco en 2018.
A quien corresponda:
Nos dirigimos a usted a nombre de las redes mundiales que representan a las personas que usan drogas y las mujeres, hombres y personas trans que ejercen el trabajo sexual y nuestros partidarios y aliados, para expresar nuestra gran consternación de que San Francisco sea una de las ciudades incluidas en la lista restringida de acoger la Conferencia Internacional sobre el SIDA en el 2018.
Como sin duda es usted más que consciente, para que una ciudad pueda calificar como un anfitrión de una Conferencia Internacional sobre el SIDA debe ser en un país que no tiene barreras legales a la entrada, la estancia o la residencia de las personas que viven con VIH. Si bien los Estados Unidos de hecho cumplen con este criterio vital de calificación pues en 2009 anuló dichos impedimentos legales, consideramos que la celebración de la conferencia en los Estados Unidos sería una decisión notoriamente viciada.
Tanto las y los trabajadores del sexo como los consumidores de drogas, dos de los grupos de población clave más afectados por la epidemia del VIH, se enfrentan a importantes obstáculos legales para entrar a los Estados Unidos. Además, si bien los Estados Unidos han hecho enormes contribuciones a la lucha contra la epidemia, aún mantiene una prohibición federal sobre la compra de suministros para los programas de agujas y jeringas tanto a nivel nacional como en sus programas en el extranjero, y requiere que los beneficiarios de los fondos federales firmen una infame "promesa contra la prostitución". Ambas piezas legislativas plantean serios obstáculos estructurales para la construcción de programas eficaces de prevención del VIH entre las y los trabajadores sexuales y usuarios de drogas inyectables.
Estamos francamente estupefactos y no creemos que sea una exageración decir, insultados, de que tan pronto después que la Conferencia en Washington en el año 2012 nos orilló al lema “Sin usuarios de drogas y trabajadoras sexuales, no hay conferencia de Sida”, se esté siquiera considerando que la conferencia regrese a los Estados Unidos.
Las lecciones de la conferencia de Washington no han sido claramente aprendidas y las preocupaciones expresadas por los miembros de las redes de usuarios de drogas y trabajadoras sexuales han sido ignoradas. En caso de que la conferencia de 2018 se lleve a cabo en San Francisco, veremos una conferencia carente de las voces de dos de las comunidades más gravemente afectadas por la epidemia. Esto desafía, y es una burla del compromiso expresado con frecuencia a garantizar la plena inclusión y la participación significativa de todas las principales poblaciones afectadas. Tal decisión sería enviar la señal de que a pesar de la evidencia epidemiológica de que los entornos legales represivos, la criminalización, estigmatización y otros factores estructurales impactan negativamente en las y los trabajadores sexuales y usuarios de drogas, nuestras voces no importan y no son tomadas en cuenta en la plataforma internacional por excelencia para el intercambio de opiniones y fomentar el liderazgo en la nueva lucha contra la epidemia.
A la luz de estos hechos, le rogamos no desacreditar a la Conferencia Internacional sobre el SIDA una vez más mediante la celebración del evento en un país en que los miembros de dos de las principales poblaciones afectadas no podrán obtener la entrada de forma segura. Le instamos a mostrar un compromiso concreto con el lema de la conferencia de este año "que nadie quede atrás", y a celebrar la Conferencia 2018 en un país que no imponga barreras sistémicas a la participación significativa de los miembros de todas las comunidades clave afectadas.
En conclusión, hacemos un llamado a que se comprometa a no celebrar la Conferencia en los Estados Unidos hasta que se hayan derogado las barreras restrictivas sobre el derecho de entrar, permanecer y residir para las personas que usan drogas y trabajadoras sexuales, y hasta que se haya derogado la prohibición federal de los programas de agujas y jeringas y eliminado el "compromiso de lucha contra la prostitución" de sus condiciones de financiación.
Ponte de pie en solidaridad con las y los trabajadores del sexo y los consumidores de drogas, y di no a San Francisco en 2018.