
Las drogas naturales se hallan presentes en el planeta desde mucho antes que la humanidad. Surgen como mecanismo de las plantas para defenderse de sus predadores. Toda planta tiene cierto nivel de toxicidad y de cualquier fruto o vegetal fermentado se puede producir alcohol.
La paleobotánica ha confirmado que antes del Neolítico el maíz arcaico, la vid silvestre y muchos otros alimentos cotidianos hoy en día, eran demasiado tóxicos para el consumo animal. Las drogas están ligadas a la evolución de la vida en nuestro planeta, de allí que pretender erradicarlas es absurdo e irracional.
Incluso pueden haber desarrollado un papel clave en la filogénesis humana, tal como propone el filósofo y etnobotánico, Terence Mckenna, en su teoría conocida como “El mono dopado”. En ella Mckenna propone a la psilocibina, sustancia activa de los hongos alucinógenos, como principal responsable de este salto evolutivo. Según esa versión, uno de los grupos de homínidos consumió, buscando alimentos, hongos alucinógenos.