
José Antonio Caballero hizo énfasis en que el actual prohibicionismo parte de una construcción social donde el consumo es equitativo al mal, por ello el actual debate es un enfrentamiento dogmático. Además acentuó que los tratados internacionales a los que México se ha adherido no le impiden maniobrar en materia de drogas. Por último, estableció como indispensable reconocer la diversidad en el tema –junto con sus actores– y no aplicar una medicina única, sino por el contario encontrar las especificidades dentro de la complejidad que representa.
Carlos Zamudio destacó como es que la actual Ley del Narcomenudeo facilita y acrecienta la criminalización del usuario.
Armando Santacruz manifestó los grandes costos que tiene las externalidades que existen en la guerra contra las drogas, como lo son la migración, el impacto en las muertes, el impacto ecológicos, entre otras más, y por ello aboga por la necesidad de evaluar dichos costos. Siguiendo la óptica económica, recalcó cómo las zonas grises que se crean en los mercados en donde no existe un Estado que regule, premian la irracionalidad de las drogas –como el gran beneficio económico que representan.
Síntesis elaborada por Rebeca Calzada para Espolea A.C.