Las personas jóvenes de América Latina creemos que esto no tiene que ser así. ¡Basta de políticas fallidas! No necesitamos otro consenso de Washington. Sí una nueva lógica internacional que respete la soberanía nacional, los derechos humanos y que sea sensible a la cultura local. Rechazamos categóricamente la militarización de nuestros países. Queremos leyes que distingan a pequeños vendedores y mulas de grandes traficantes. Es urgente asegurar la impartición de justicia con equidad. No más cárcel al pobre, no más impunidad para el rico. Tenemos que sustituir el ineficiente, obsoleto e irracional sistema con el que se clasifican las sustancias hoy, creado por la Convención Única de Estupefacientes en 1961. Este sistema ha generado más problemas de los que ha resuelto. El uso de drogas es un tema de salud pública. Detengamos la criminalización de consumidores y emprendamos acciones efectivas. Informando, previniendo, tratando y fortaleciendo comunidades.
Exigimos el fin del sistema de cuotas carcelarias que discriminan a las minorías, ¡eso se llama racismo! Generemos mecanismo de desarrollo alternativo y programas productivos que reviertan y no magnifiquen el empobrecimiento de las comunidades. Reorientemos el sistema hacia el uso eficiente, estratégico y transparente de los recursos, inhibiendo la cooptación y corrupción del Estado.