
Por Ethan Nadelmann
Traducido por Rebeca Calzada
La pasada noche del miércoles, después de meses de intenso debate y negociaciones, la Cámara de Diputados del Uruguay finalmente aprobó la ley para la regulación de la Marihuana. En caso de ser aprobada por el Senado, el Presidente Mujica sin duda firmará dicha ley, que convertirá a Uruguay en el primer país que reemplaza su legislación prohibicionista por un sistema legal de regulación sobre la marihuana.
La audaz jugada del Uruguay hace más que seguir los pasos tomados por los estados de Colorado o de Washington, que desde el noviembre de 2012 se han convertido en las primeras jurisdicciones políticas en el mundo que aprueban la regulación de la marihuana para uso recreativo.
La regulación representa un modelo de cómo comprometerse en el debate de política de marihuana de un forma madura y responsable. Cuando el Presidente Mujica presentó la propuesta de ley en Junio pasado, aclaró que daría apertura a un debate vigoro sobre sus méritos y elementos. Expertos internacionales en el tema fueron invitados para las discusiones junto con personas de todos los ámbitos de la sociedad civil y el gobierno. Una serie de propuestas fueron consideradas, todas con miras hacia la transformación de una industria ilegal por una legal con el fin de una mejor protección de la seguridad pública y de la salud. La retórica política y las tribunas impregnaron el debate, como era de esperarse en cualquier proceso democrático. Sin embargo, ciertos algunos temas dominaron más que otros.
El proyecto de ley fue aprobado el miércoles 31 de julio e integra elementos de las leyes de Colorado y Washington, innovaciones procedentes de los Estados europeos y algunas disposiciones únicas planteadas en Uruguay. A los adultos se les permitirá cultivar hasta seis plantas; las cooperativas podrán proveer marihuana por un número limitado de miembros; y la venta en farmacias será hasta 40 gramos al mes. La venta a menores, manejar bajo la influencia de la marihuana y cualquier tipo de publicidad estará prohibido. Este nuevo modelo será de gran interés para los defensores del tema y los legisladores en otros países, y por supuesto, en el creciente número de estados en EE.UU, en donde la mayoría de los ciudadanos están a favor de la regulación de la marihuana.
Lo más sorprendente del caso uruguayo es la muestra del liderazgo político del Presidente Mujica. En los EE. UU. la reforma de la políticas sobre la marihuana es un tema en donde la población guía y los políticos siguen. Colorado y Washington cambiaron sus leyes a través del proceso de iniciativa de ley con el apoyo de 55% de los votantes, mientras que la mayoría de los funcionarios electos se abstuvieron. Incluso hoy en día, con la mayoría de los estadounidenses a favor de la regulación de la marihuana, ni un sólo gobernador o senador de EE.UU. está dispuesto a apoyar públicamente la regulación (con la excepción de los gobernadores de Washington y Colorado, quienes ahora están obligados a implementar la nuevas leyes en sus estados). Por el contrario, cuando el Presidente Mujica presentó su propuesta, lo hizo sin consulta de encuestas o asesores políticos, sino simplemente escuchó a los expertos respetados en el tema, acerca de cual sería una política óptima sobre la marihuana, hecho eso dijo ¡hay qué hacerlo!.
El Presidente Mujica no ha sido el único líder en América Latina que ha demostrado valentía al buscar otras alternativas para la guerra contra las drogas. Los presidentes Juan Manuel Santos de Colombia y Otto Pérez Molina de Guatemala, también han buscado con intrepidez y audacia la regulación de la marihuana, la descriminalización y otras alternativas para ser consideraras ante las poco eficientes, costosas y destructivas políticas prohibicionistas de drogas. Más recientemente, el Secretario General de la OEA José Miguel Insulza, ha puesto sobre la mesa la discusión de la política de drogas en un nivel intelectual sin precedentes en las organizaciones multilaterales. Pero la propuesta hecha por Mujica es única en cambiar no solamente en cambiar el debate público, sino también las leyes y las políticas.
Todo esto sirve como una llamada de atención para Europa, que estaba a la vanguardia en cuanto a la reforma global de la política de drogas en la última fracción del siglo XX. Sin embargo, ahora se le han adelantado los progresos desarrollados en América. Una serie de propuestas para la regulación de la marihuana están proliferando en países como Suiza, España, República Checa, Dinamarca y los Países Bajos. En Marruecos, siendo desde hace tiempo uno de los principales productores de marihuana, el gobierno ha comenzado a tomar con mayor seriedad las propuestas de regulación.
Entonces, ¿quién es el siguiente? En los EE. UU. es probable que en los próximos años numerosos estados regulen la marihuana, quizás siendo Oregon el primero en la fila. El primer ministro canadiense, Stephen Harper parece seguir los pasos de los fanáticos de la lucha contra la droga que dominaron la política de drogas en EE.UU, en los años de 1980 y 1990, sin embargo los dos partidos de la oposición parecen estar dispuestos a regular la marihuana una vez que recuperen el poder. Es importante seguir los pasos de Holanda, que hace más de treinta años fue el pionero en la regulación de la ventas al por menor de marihuana a través del sistema de los “coffeshop” y que ahora puede inspirarse de los casos de Colorado, Washington y Uruguay para legalizar plenamente y regular la industria.
Artículo original: http://ideas.time.com/2013/08/02/what-legalizing-pot-in-uruguay-means-for-the-world/